domingo, 16 de enero de 2011

La señora de la calle 8


Nos pidió un cigarro. La chica que estaba a mi lado se ofreció a darle.
Se sentó con nosotros en la plaza y nos agradeció. Mientras hablaba me fije en ella, era morena, demasiado para ser de aquí – marroquí- pensé.
Tendría unos cuarenta años, aunque aparentaba cincuenta como poco, pelo negro y labios rojos. Su falda muy corta y su escote muy bajo, seguramente estaba trabajando como prostituta. Tenía una mirada vacía, no pude ver a través de ella.

Su voz era rasposa y su descoordinación léxica sumada con el olor a alcohol, nos dejo claro que no estaba sobria. Al principio no decía mas que tonterías, pero al cabo de unos minutos habló mas seriamente.
Yo estaba cocinando- decía, y el llegó a casa . . . (hizo una larga pausa)
¿Comida? Esto no es comida…. – dijo su esposo tirando el plato, nos contó como se cubría la cara, que estaba asustada, no era la primera vez que aquello pasaba, pero esta vez casi la mata, los golpes dolían demasiado, mas que las otras veces,decía. Tenia miedo, pero aun así le denunció... ella tenia problemas de alcohol y el un buen trabajo, como era de esperar, él se quedó con la casa y con los niños. Nos contó tanto, quiza demasiado, mas de lo que podíamos soportar, pero atentos, todos la escuchamos y cuando se fué nos quedamos un rato en silencio.
Mas tarde, me di cuenta, de que el mayor pecado de aquella mujer, había sido tener una botella de amante, simple pero duro, tanto como la vida en la calle nº 8.

jueves, 6 de enero de 2011

Raquel

Ella era de esas chicas de humor cortante y sinceridad en las venas. De ojos grandes y vivos y un corazón que, aunque ella no lo supiera, no le cabía en el pecho.
Iba a mi instituto, nunca me llamo en especial la atención, tenía una pinta un tanto extravagante pero durante mi etapa estudiantil nunca me fijé mucho en la gente que me rodeaba.
No la conocí hasta que nos toco la misma clase.
Mi primera impresión, no sabría describirla con exactitud, supongo que al principio me dio bastante igual.
Con el tiempo nos fuimos conociendo hasta hacernos amigas, no suelo encariñarme con la gente tan rápido pero con ella y María (ya hablare de ella en otra ocasión) fue diferente, como si el ¿destino? nos hubiera obligado a conocernos.
Raquel es muy inteligente y tiene algo que hoy en día no es tan fácil de encontrar ''dos dedos de frente''. 
A veces durante nuestras largas charlas en medio de clases aburridas, nos cuenta como va a gobernar el mundo y a eliminar a los hombres de el, porque las mujeres, somos mil y un veces mas bonitas.

domingo, 2 de enero de 2011

Margot y su sexo de gasolinera

Rober es un buen hombre, ni listo ni tonto, ni guapo ni feo, mediocre como el solo, ella le quería; lo suficiente ni mas, ni menos, la hacia feliz de vez en cuando y todos los viernes por la noche tenían sexo después de tomar unas copas en la cantina de Ray.
Rober trabajaba como el carpintero del pueblo, reparando alguna mesa rota, goteras o pequeños desperfectos, cobraba una miseria, pero a Margot nunca le importo el sueldo de su esposo.
Margot tiene 36 años, el pelo negro como el carbón y unas adorables pecas que cubren su, mas bien moreno rostro. Escribe de vez en cuando alguna novela de esas que te ponen la piel de gallina y te hacen desear cosquillas entre tus piernas, pero no tienen mucho éxito, ella siempre soñó con uno de esos amores a primera vista, de sexo salvaje y cigarrillos(Rober nunca soporto el tabaco)seguramente por eso escribe.
La semana pasada fue a comprar al pueblo vecino (decían que tenían la mejor carne de todo el condado).
Antes de llegar paro en una gasolinera a repostar.
- Llene el deposito- dijo sin reparar en el muchacho al que le hablaba
El joven se quedo quieto, mirándola.
- ¿No me ha oído? - Furiosa se quito las gafas de sol.
Sí, fue amor a primera vista, pero no de esos de pelis de amor,solo comenzo a sonar de fondo el  rock'n roll con mas marcha que jamas había oído y sus miradas no se fundieron como en una de esas bonitas historias si no que las bragas de margot se empaparon y a Henry se le puso dura como una piedra.
Margot no lo había visto en la vida pero aquella barba de cuatro días y sus seguramente veintipocos le retumbaron en la entrepierna.
No hacia falta hablar, margot siempre fue una mujer recatada pero en aquel momento con una mirada aquel tipo supo que lo que intentaba decir era '' Vamos al baño, y follame''.
Fueron al baño, Henry la devoro, no tubo el mas mínimo tacto, ni tan siquiera le preocupaba que ella se lo pasara bien, sabia que ella lo estaba disfrutando como nunca, agarraba sus tetas con fuerza, le mordía el cuello y le acariciaba el coño, en uno de sus mordiscos le arranco el crucifijo con los dientes y lo tiro a la tasa del vater.
Margot estaba extasiada, su mente iba y venia, sus ojos se ponían en blanco, su media melena negra estaba despelujada y su carmin corrido...
Montaron demasiado escandalo para una gasolinera, el encargado fue al baño a echarles, pero cuando llego, allí solo estaba margot sentada en el suelo fumandose un cigarrillo y con el mejor orgasmo de su vida entre las patas.